1. Limpiar el hueso. Remueve el hueso sin cortarlo y lava todo residuo de aguacate, normalmente se le quita también la piel. La parte de abajo (es la que sumergimos en el agua del recipiente) es por donde saldrá la raiz, es la más aplastadita del hueso y tiene un circulito. La parte de arriba es más puntiaguda, por ella saldrán el tallo y hojas. En la imagen están señaladas con flechas.
2. Ubica el arriba y el abajo. Como os he dicho aneriormente, por un lado crecerán las raíces y por otro el tallo.
3. Palillos. Con 3 palillos insertarlos en el hueso, de tal forma que te permita sostener el hueso en un vaso o bote medio lleno y que sólo se sumerja la parte inferior de la semilla.
4. Vaso y agua. Utiliza un vaso transparente para que puedas observar el crecimiento de las raíces. Lo ideal es cambiar el agua cada semana.
6. Transplantar. Cuando el tallo haya crecido unos 20 cm, debes pasarlo a una maceta con tierra.
7. Sol y agua. Los aguacates aman el sol así que búscale un espacio con mucha luz y calor (si no tenemos patio o terraza, loo podemos poner en una ventana) Riégala frecuentemente; la tierra siempre debe estar húmeda pero no ahogada.
Ojo: germina un par de huesos para así incrementar la probabilidad de que crezca alguno de ellos.
Como es un árbol que no tiene raíces demasiado profundas, se puede cultivar aguacate en macetas o recipientes que tengan unos 50 cm de profundidad en patios y terrazas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario